ESCRITOS OTROS AUTORES

Mo Gawdat, ingeniero, autor de una fórmula matemática para vivir feliz

Tengo 51 años. Nací en El Cairo y vivo en todas partes. Separado, tengo pareja y una hija. Licenciado en Ingeniería y Administración de Empresas. He trabajado en mercados emergentes en Microsoft y Google. Mi política es la compasión de los unos hacia los otros. Creo en Dios y en todas las religiones
“A mi cerebro sólo le permito pensamientos alegres o útiles”
Colab.LV | Foto: Xavier Cervera

“A mi cerebro sólo le permito pensamientos alegres o útiles”

El reto

Hasta hace un par de meses Gawdat era el jefe de desarrollo de Google X, pero llevaba diez años per- siguiendo una fórmula que permitiera restaurar ese valor predeterminado con el que nacemos: la felicidad. Su mente de ingeniero le llevó a establecer y analizar qué perturba esa felicidad y hallar su fórmula. La muerte de su hijo la puso a prueba y decidió compartir todo lo aprendido en El algoritmo de la felicidad (Zenith), en el que explica las razones subyacentes al sufrimiento. Dedica el libro a su hijo, que llevaba tatuado en la piel: “La gravedad de la batalla nada significa para los que viven en paz”. Ha desarrollado un modelo matemático para, median- te sus conferencias, web y su libro, llegar a 1.000 millones de personas felices.

¿Era usted un triunfador infeliz?

Tenía reconocimiento social y una fortuna considerable, además de una mujer y dos hijos maravillosos, pero sufría depresión clínica.

Trabajó para Microsoft, IBM, Google…

Sí, me pasaba la vida viajando expandiendo negocios, y en esa constante búsqueda de conseguir más me volví agresivo y desagradable con los míos; era consciente de ello y quise cambiar.

Y buscó una manera racional de ser feliz…

Sí, porque soy un ingeniero que utiliza la lógica y el análisis para entender el mundo.

Diez años después llegó a una fórmula ­matemática.

Un modelo replicable: la felicidad es la diferencia entre la manera en que un individuo ve los acontecimientos de su vida y su expectativa de cómo debería ser su vida. Ante un acontecimiento, la mente lo compara con nuestras ­expectativas.

Primer error.

Si la mente descubre que el evento es igual o mejor a las expectativas no ocurre nada, pero si la mente considera que no se cumplen las expectativas, entonces te pone en alerta a través de una emoción que te hace sentir infeliz.

¿De qué supuesto parte?

De que la felicidad es un valor predeterminado en la especie humana, no necesitamos razones para ser felices. La felicidad es la ausencia de infelicidad. Los bebés siempre están contentos si sus necesidades básicas están cubiertas, la cosa se complica a medida que crecemos.

¿Aprendemos a ser infelices?

Nos enseñan a cumplir objetivos equivocados, a poner en práctica ciertas habilidades que nos lleven al éxito, pero que nos hacen infelices.

Los acontecimientos también cuentan.

No es el acontecimiento lo que nos hace infelices, es la forma en que pensamos en él. Nuestros pensamientos son una interpretación de la realidad.

¿La realidad es relativa?

Sí, todo depende de cómo la vivas. Yo tenía un Turbo 900. Amaba ese coche. Un día Nibal, mi mujer, cogió el coche y chocó de frente contra un camión, los elementos de seguridad funcionaron a la perfección y salvó la vida. Perdí mi coche pero me importó un bledo, estaba feliz.

Entiendo.

Pero si mi coche hubiera quedado igual de destrozado estando aparcado en algún lugar habría sido un drama. El hecho era el mismo, pero mi experiencia hubiera sido muy diferente.

Si detenemos los pensamiento negativos, la felicidad se instaura por defecto.

Exacto, por tanto un ligero cambio en nuestra forma de pensar puede ejercer un gran impacto en nuestra felicidad.

La cuestión es aplicarlo.

Mi hijo Ali era una persona sabia, como un monje zen, siempre estaba feliz, y me ayudó a complementar mi visión lógica de la felicidad añadiendo las emociones. A los 21 años murió por un error médico. Ocurrió todo en un día, se despertó con dolor de estómago y por la noche ya no estaba. Era el pilar de mi vida.

Puso a prueba su algoritmo.

El día que Ali murió todo se desmoronó y tuve la tentación de abandonarme al sufrimiento el resto de mi vida. Pero podemos aprender a vivir con el dolor y apartar el sufrimiento.

Requiere mucha fortaleza.

A mi cerebro sólo le permito que me dé pensamientos alegres o útiles. Cada día mi mente me recuerda que Ali está muerto y yo respondo siempre lo mismo: “Ali vivió”.

Los dos pensamientos son reales.

Sí, pero uno me hace pensar en lo que he perdido y me lleva al sufrimiento; y el otro me hace pensar en los 21 años de felicidad que pasé con él y hace que me sienta agradecido.

Tendemos a los pensamientos negativos.

El 70% son negativos, autocríticos, pesimistas y temerosos, es la forma que tiene nuestra mente de evitar las amenazas. Entonces hay que esforzarse para tener un pensamiento correcto.

¿Naif incluso?

Los pensamientos no son nosotros. Nadie piensa que es sangre u orina, pero sí creemos que somos nuestros pensamientos aunque sean el producto biológico del cerebro. Nuestro cerebro nos habla, pero no es nosotros.

¿Y no tienes por qué creerle?

No. Puedes analizar lo que te dice como si te lo dijera un amigo y responderle: “No es así”. Cuando Ali murió mi mente me decía: “Tenías que haberlo llevado a otro hospital”, pero de qué me sirve ese pensamiento.

De nada.

El dolor está fuera de nuestro control, pero el sufrimiento es una decisión personal y se puedo decidir no sufrir. Aceptar el dolor y convertirlo en algo hermoso: yo decidí rendirle homenaje explicando nuestro algoritmo.

Hay que cerrarle el pico al pato.

Es un ciclo: pensamiento, sufrimiento, inacción. La verdadera dicha consiste en estar en armonía con la vida tal y como es. En la mayoría de las ocasiones lo peor que hay en nuestra vida es la forma en que pensamos en ella. Observa tu diálogo interno, observa tu drama, y pídele a tu cerebro que te ofrezca un pensamiento mejor.

La incertidumbre nos corroe.

Es otra de las verdades absolutas que hay que aceptar: todo cambia continuamente. La incertidumbre de cuánto tiempo estaré todavía junto a mi hija hace que yo quiera que el tiempo que paso con ella sea lo mejor posible.

Mindfullness

en las guerras

Hna. Guadalupe y en Chiara Lubich, 

Entrevista de Lluís Amiguet en La Contra de La Vanguardia a :

Hermana Guadalupe,, misionera en Alepo durante cuatro años de guerra en Siria

Me llamo Jimena (por el Cid) Rodrigo. Soy argentina. Tengo 42 años y llevo 4 sobreviviendo con los sirios en Alepo. El terror del Estado Islámico es irracional, pero sus fines están muy pensados: llegan a enterrar vivos ante sus madres a niños cristianos para causar éxodos y controlar territorio

“Si los ayudamos allí, los sirios no tendrán que venir aquí”

Nací en Villa Mercedes, San Luis (Argentina), en una familia de abuelo navarro, de Tudela: un hogar con cin-co hermanos donde se respiraba fe.

¿Por qué se hizo monja?

Porque me faltaba algo y descubrí que ese algo era hacer más por todos, así que empecé el noviciado hace 24 años en una comunidad fundada en Argentina, el Verbo Encarnado. A los 19 años, me enviaron a Oriente Medio.

¿Cuántos son ustedes allí?

Entre Egipto, Iraq, Siria, Jordania…, 64. Mi primer destino fue Belén, donde aprendí árabe, pero en aquel portal había menos paz que en este de Madrid donde hacemos la foto, y los cristianos palestinos sufren una ocupación.

¿Dónde la enviaron después?

A Egipto, y allí trabajé 12 años, hasta el 2000. Tampoco era un destino fácil, pero sí hermoso, porque estamos dando testimonio de la persecución de la minoría cristiana copta. Y entonces me hicieron provincial de la orden.

¡Multiplicó sus problemas!

Al contrario, eran muchas esperanzas: hospitales, orfanatos, colegios, universidades… Todos cristianos en momentos muy difíciles para nosotros. La verdad es que me empleé a fondo, viajaba continuamente y adelgacé mucho…

Pues cuídese, que hace mucha falta.

Por eso, en el 2010 los médicos me pidieron que me tomara un descanso y, para relajar mi ritmo, elegí una comunidad tranquila en el país más estable de la región: Siria…

¡Vaya ojo tiene usted para el relax!

¡Entonces Siria era estable! Lo elegí porque era un país independiente, próspero, de gente muy trabajadora, donde no se aplicaba la charia, la ley islámica, y se disfrutaba de cierta tolerancia. Pero nada más llegar empecé a ver las primeras manifestaciones.

¿Contra el régimen?

Ya entonces esas revueltas estaban protagonizadas por extranjeros que hablaban el árabe con otros acentos y venían pagados para empezar en Siria otra guerra continua.

El régimen de El Asad no es ejemplar.

Es menos malo que el terror del Estado Islámico y la guerra civil. En esas manifestaciones entonces ya se empezaron a descuartizar cristianos… ¿Cree usted que eran demócratas de clase media luchando por la libertad?

Siria ha sido invadida por mercenarios de potencias extranjeras que dirimen en ella sus oscuros intereses. Después fueron haciéndose con territorio gracias al terror más irracional con fines racionales… Provocar el éxodo.

¿Qué es lo peor que han hecho?

Por ejemplo, enterrar vivos a niños cristianos, por serlo, delante de sus madres…

¿Cómo es un día suyo en Alepo?

Hace cuatro años que no han dejado de caer bombas ni un solo día. Vivimos con un ratito de corriente eléctrica al día y otro ratito de agua en las cañerías. Un día nos cayó un misil tierra-tierra en la catedral.

¿Estaba usted dentro?

Yo iba a subir a la terraza, donde me hubiera destrozado, pero justo me avisaron de que tenía que bajar… Y entonces cayó. Hubo cuatrocientos muertos y cientos de heridos. Yo cogí a una de mis estudiantes con una viga de hierro clavada en la espalda y me la llevé al hospital, pero estaba colapsado… Además nos bombardeaban también los hospitales…

¿Miedo? ¿No ha querido huir nunca?

Al contrario, la sensación de peligro inminente que da la guerra dota de una enorme intensidad la vida. Te aferras al momento y hasta el acto más nimio se carga de significado. Es el mindfulness, el contacto pleno con el aquí y ahora –y para el cristiano también con lo que vendrá– más profundo que conozco.

¿Por qué ha salido de Alepo?

Tuve que volver a Argentina por un problema familiar y estoy deseando volver. Para lograr salir cogí un autobús por remotas carreteras locales hasta llegar a la frontera con Líbano.

¿Ve algún final para todo ese horror?

Veo a las estudiantes sirias que resisten: vienen a clase día tras día desde las aldeas más aisladas ahora devastadas… ¡Este pueblo saldrá adelante por mucho que lo quieran hundir!

¿Van a estudiar bajo las bombas?

Las aulas están abiertas y damos clases, sí señor. Las chicas y chicos vienen a la universidad desde lejanas aldeas jugándose literalmente el cuello para llegar a ser algún día ingenieros o médicos… Por eso me duele tanto ver a otros jóvenes en nuestros países despreciando la oportunidad de aprender.

Otros sirios han preferido irse.

Alepo fue una próspera capital de cinco millones de habitantes y la mayoría aún resiste diciéndole al terror que no cree en él y llevando una vida lo más normal posible, pero otros cientos de miles se han ido, y se irán más si no los asistimos en su propio país.

Además de caridad, es una inversión.

Nadie quiere abandonar sus casas para venir aquí: y podemos lograr que muchos más resistan allí sin emigrar. Por eso hemos lanzado la campaña “Con los refugiados en origen”.

Los refugiados son parte del problema.

Un principio de la solución es la propuesta del Papa de que la ONU fuerce una alianza global para el cese de las hostilidades. Pero lo que sí frenaría la guerra es que dejáramos de vender armas y comprar petróleo a los contendientes.

 

Máximas de Gandhi

Acabo de recibir estos pensamientos. Me han gustado tanto que os los comparto. Configuran todo un Proyecto de Vida.
Ya sé que leemos muchas reflexiones profundas y hermosas. Pero su duración es limitada sino efímera.
Un modo operativo es aplicarlas enseguida, si no forman parte ya de nuestro vivir habitual, y que puedan convertirse en permanentes. Y de cuando en cuando emplearlas como auto examen en forma de checklist.

*EL ESPEJO DE GANDHI*💭

Un día le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles eran los factores que destruyen al ser humano?? Y Él respondió así:

🔹La Política sin principios,
🔹El Placer sin compromiso,
🔹La Riqueza sin trabajo
🔹La Sabiduría sin carácter
🔹Los Negocios sin moral
🔹La Ciencia sin humanidad, y;
🔹La Oración sin caridad…

*Ghandi* dijo que la vida le había enseñado que:

🔸La gente es amable, si yo soy amable.
🔸Que las personas están tristes, si estoy triste.
🔸Que todos me quieren, si yo los quiero.
🔸Que todos son malos, si yo los odio.
🔸Que hay caras sonrientes, si les sonrío.
🔸Que hay caras amargas, si estoy amargado.
🔸Que el mundo está feliz, si yo soy feliz.
🔸Que la gente se enoja, si yo estoy enojado.
🔸Que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido.

La vida es como un espejo:
Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa.
La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.

*»El que quiera ser amado, que Ame»*

No compliques las cosas, es así de simple:

💭¿Extrañas? ¡¡¡LLAMA!!!

💭¿Quiéres ver a alguien?. ¡¡¡INVITA!!!

💭¿Quiéres que te comprendan? ¡¡¡EXPLICA DE NUEVO!!!

💭¿Tiénes duda? ¡¡¡PREGUNTA!!!

💭¿No te gusta algo? ¡¡¡DESÉCHALO!!!

💭¿Te gusta algo? ¡¡¡CUÍDALO!!!

💭¿Tiénes metas? ¡¡¡CUMPLELAS !!!

Estar vivo no es lo mismo que VIVIR!!! La vida no son los años, la vida son momentos que la forman día a día y tu la mereces, vívela de la mejor manera.

Practiquemoslo para seguir creciendo tanto Espiritual cómo Personalmente.